EN ESTO CREO
Qué tal amigos, hoy quiero hablarles de algo que siempre me ha acompañado y que considero clave para seguir adelante en la vida: la fe. Sí, ya sé que siempre he mencionado que la fe es importante, pero hoy quiero profundizar un poco más, porque creo que es algo que todos, de una forma u otra, necesitamos en nuestras vidas.
Primero, está la fe en uno mismo, que muchas veces dejamos de lado. Vivimos en un mundo que no siempre nos enseña a valorarnos, a confiar en nuestras capacidades. Y eso nos lleva a aceptar cosas que no deberíamos, como malos tratos o situaciones que nos hacen daño. El amor propio es esencial, porque sin él, nos perdemos. Debemos creer que somos capaces de levantarnos, de seguir adelante, de cumplir nuestras metas.
Sin esa fe en uno mismo, permitimos que los demás decidan por nosotros, y eso nunca es una buena idea. Tenemos que aprender a querernos, a entender que valemos. Porque solo cuando nos valoramos, podemos poner límites y alejarnos de lo que nos hace daño.
La fe en lo trascendental
Ahora, más allá de esa fe en uno mismo, está algo que para mí es aún más importante: la fe en un ser supremo. Sé que cada uno de ustedes puede tener creencias diferentes, y siempre he sido muy respetuoso de eso, cuando escribo aquí, grabo el podcast o estoy en vivo en la radio, jamás he intentado menospreciar la diversidad de creencias de mi audiencia. No importa si crees en Jesús, en Buda, en Alá, en un santo o en la virgen, lo que importa es que tengas algo o alguien en quien confiar más allá de ti mismo.
Y aquí viene lo que para mí es crucial: todos necesitamos, en algún momento, rendirnos ante ese ser supremo. Y no me refiero a rendirnos en el sentido de darnos por vencidos, sino a soltar, a dejar en sus manos aquellas cosas que nosotros ya no podemos manejar. A veces, queremos tener el control de todo, y eso nos agota. Pero cuando soltamos esos problemas, cuando dejamos ir lo que nos duele o lo que no podemos cambiar, es cuando encontramos paz.
Hay circunstancias en la vida, momentos extremos, en los que ya no tenemos fuerzas para seguir cargando con el peso. Y ahí es cuando la fe en lo trascendental nos ayuda a liberarnos. Rendirnos y entregarnos a ese ser supremo es lo que nos permitirá soltar lo que nos hace daño, incluso personas o situaciones que ya no están bajo nuestro control.
Mi historia personal: el día que me rendí
Cuando hablo de la importancia de la fe en mi vida, no puedo dejar de mencionar a alguien que fue clave en mi camino: mi tía abuela Hortensia. Ella fue la primera persona que me llevó de la mano hacia la fe en Jesús. Desde niño, me llevaba a la iglesia Maranatha, y aunque muchas veces no entendía del todo lo que sucedía, siempre sentí que estaba en un lugar especial. Pero fue ya más grande cuando mi fe se convirtió en algo personal y profundo.
Recuerdo claramente un día que marcó un antes y un después en mi vida. Fue en una pequeña iglesia en el centro de Lima llamada Campeones para Cristo. Yo estaba pasando por uno de los momentos más difíciles de mi vida; llevaba tanto dolor y tantas cargas emocionales, que me sentía completamente perdido. Al llegar a esa iglesia, me senté en la última banca, solo, y apenas empezó el servicio, no pude contenerme y lloré durante todo el tiempo. No recuerdo mucho del sermón de ese día, pero sí recuerdo que cada palabra resonaba en mi corazón, como si estuviera hecha para mí.
Cuando el pastor hizo el llamado y preguntó quién quería recibir a Jesús en su corazón, algo dentro de mí me impulsó a levantarme. Con todas mis dudas y el dolor que cargaba, me puse de pie y caminé hacia el frente. En ese momento, me rendí completamente. Decidí soltar todo lo que me estaba agobiando, todas las cargas que ya no podía llevar solo. Ese fue mi primer encuentro consciente con Jesús, y desde entonces, aunque no ha sido un camino fácil, esa fe ha sido mi ancla en los momentos más complicados.
Mi testimonio
Hoy no te cuento esto con la intención de cambiar tu fe o tu forma de pensar. Solo te comparto lo que a mí me funcionó, lo que a mí me permitió seguir adelante cuando las cosas se pusieron muy difíciles. Para mí, fue la fe en Jesús, y esa rendición que menciono fue lo que me permitió soltar y encontrar paz.
Te invito a que busques aquello que te dé fuerza, que te permita dejar de lado las cargas que no puedes manejar, sea lo que sea en lo que tú creas. Yo te comparto mi historia no para cambiarte, sino para que veas lo que funcionó en mi vida.
Nos vemos en el camino, amigos.
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